Poemas de Valentín Chacártegui, un amigo de inimaginable ternura.
Desprotegido traigo el sueño
de un hermano.
Nos une una misma batalla
y una sangre diferente
en las mismas marismas tintadas.
Pon tu acero de cachalote
a hervir en la cazuela del león,
forja un arpón que escriba en el mar
nuestra canción.
Que ya una ola
como otra me lleva
al misterioso secreto oscuro
de esta desarmada naturaleza.
El lento vals de las bestias (Bradbury ediciones)
Desprenderos de las máscaras
que acentúan vuestras miradas.
Huid de la normativa
y asestad el hachazo al verbo.
Dividid el amor para que llegue
más allá del límite
que imponen vuestros cuerpos.
El lento vals de las bestias (Bradbury ediciones)
Traigo un rumor
de cadenas y de besos,
de aire y soledades.
Discierno entre la luz
y el fogonazo,
entre noche, oscuridad
y abismo.
Abrazo la fatal consecuencia
de mi pérdida,
mi pérdida de mí, de ti
y de los otros.
Soy uno tras la nada,
te amo a ti,
consecuencia inequívoca
de mi osada juventud
y sueño.
La pluralidad de los jardines (Insomnus)
Dónde están, madre,
la lentitud de las nanas,
las cortinas de lluvia,
grises como guijarros.
Dónde las mamas de alimento
que extrae el horror
de la vida cotidiana.
Dónde están, madre,
los juguetes perdidos,
los pañuelos sucios,
los artefactos del amor.
Dónde la paz de las letanías
por el difunto abuelo,
las mañanas con olor
a árboles tiernos
y a tierra húmeda.
Dónde están, madre,
los justificados llantos,
los berrinches de caramelo,
los largos días de pan con queso
y heridas pequeñas con dolor a misterio.
El lento vals de las bestias (Bradbury ediciones)
Te amé,
perdida conciencia
de mi mismo.
Amé la desesperación
con la que combinaba
tiempo y relámpago.
Te amé,
logro virtual
de mi memoria.
Ahora ya no amo
como antes,
amo como nunca,
es decir,
para siempre.
La pluralidad de los jardines (Insomnus)
Por siempre en mis recuerdos, siempre en mi memoria.
Descansa en paz.